lunes, 28 de julio de 2008

Torondos 2007 Rosado Nuevo

Vino: Torondos 2007 Rosado Nuevo
Origen: D.O. Cigales (Castillo y León, España)
Productor: Bodega Cooperativa de Cigales
Variedades: tinta del país, garnacha tinta, garnacha gris, verdejo, albillo
Alcohol: 13% vol
Precio: Entre 2.5 y 4 euros
Enlace de la bodega: www.bodegacooperativacigales.com
Más información: Viñedos con una edad comprendida entre los 25 y 40 años de edad.

A pesar de tratarse de una D.O. de poco recorrido (no obtuvo esta clasificación hasta el año 1991) los clásicos claretes producidos en la actual zona de Cigales han sido durante años asignatura obligatoria para combatir los calores del verano en cualquier mesa española y un referente en los bares de chateo de la zona norte, Cantabria y País Vasco. El panorama vinícola ha sufrido enormes cambios y los habituales claretes de toda la vida así como los rosados de "garnacha" de La Rioja y Navarra se están viendo eclipsados con la aparición de otros rosados, poderosos, alcohólicos, subidos de color, elaborados con variedades francesas (merlot y cabernet sauvignon, principalmente) que de forma clónica y sin personalidad se elaboran en cualquier rincón del país.

Me gustan los rosados de Cigales, lo reconozco. Tienen todo lo que se puede esperar de un buen vino de la tierra: una base mayoritaria de uva local (con predominio de la tinto fino) y el acompañamiento de un mínimo del 20% de uva blanca (albillo y verdejo) que aporta delicadez y fragancia al conjunto, así como ese punto de diferenciación con el resto de rosados. La mayoría de estos vinos suelen comercializarse con el sello de "Rosado Nuevo", una clasificación para dar amparo a los caldos más jóvenes y con mayor expresión frutal. Frente a ellos también existen los "Rosado Cigales" que no pueden ser comercializados hasta el 31 de diciembre del siguiente año, lo que facilita una buena maduración en botella y un producto en excelente momento de consumo. Entre estos últimos los mejores, siempre en mi opinión, son los clásicos criados en barrica. Unos rosados atípicos, fuera de contexto, con una crianza mínima de 6 meses en roble y 12 más en botella, que han sabido conjugar la tradición con la modernidad. Estos vinos suelen ser algo vinosos, intensos y amargosos, con bastante predominio de la barrica que aporta notas de roble y tostados.

El Torondos 2007 pertenece al primer grupo, Cigales Nuevo, aunque no acaba de ser un buen ejemplo de sus mejores virtudes. Todavía está en un momento "raro" y adolece de falta de botella por lo que puede sorprender a quien lo beba por primera vez. Se ha mostrado mejor en boca que en nariz donde adolece de falta de estructura y de la frutosidad mínima que se le debe exigir a un rosado del año. Para recuperar en unos meses.

Nota de cata:

De color frambuesa claro, levemente asalmonado y turbio, sin brillantez.

En nariz es de media intensidad, mostrándose algo esquivo y sin una excesiva dosis frutal. Aparece una leve nota a cereales o arroz integral, algo así como galleta maría, que no deja expresar al conjunto que poco a poco da algo de flor y notas vegetales que aportan una pequeña dosis de frescura (pétalos de rosa, geranio). Comedido, sin excesos.

Grueso al tacto, sabroso, con buena acidez y un fino carbónico inicial que aporta frescura. Todavía necesita algo de botella para acabarse de pulir, con una ligera sensación dura y cálida (hollejos tostados) aunque no se hace pesada. Hay una interesante cantidad fruta roja ácida muy marcada (cerezas, fresa ácida, piruleta Fiesta) que facilita que se beba con facilidad aunque le falta mayor definición y algo más de frescura. Interesante, por hacer.

Nota personal: 13/20
Relación calidad precio: Correcta
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domingo, 27 de julio de 2008

Carmesí 2004 frente a Carmesí 2005

Vino: Carmesí 2004 /2005
Origen: D.O. Binissalem Mallorca (Isla de Mallorca, España)
Productor: Celler Jaume de Puntiró
Variedades: Añada 2004 - 80% manto negre, 20% callet; Añada 2005 - 80% manto negre, 10% callet, 10% cabernet sauvignon
Alcohol: 13.5% vol
Precio: Entre 8 y 11 euros
Enlace de la bodega: www.vinsjaumedepuntiro.com
Más información: Elaborado según la normativa de Agricultura Agrícola de Baleares. Uvas procedentes en su totalidad de la finca de Can Quart. Vendimias realizadas durante la segunda semana del mes de septiembre de 2004 y 2005. Fermentación alcohólica durante tres semanas aproximadamente a unos 22 grados de temperatura. Fermentación maloláctica en depósitos de acero inoxidable. A mediados del mes de diciembre el vino es depositado y puesto a reposar en barricas de roble americano durante un periodo de 13 meses (2004) y 12 meses (2005).

La relación entre conquista, guerra y cultivo de la vid forma parte del panorama vitivinícola de las Islas Baleares, y más concretamente de Mallorca desde la antigüedad. Los romanos fueron los introductores de las primeras técnicas de cultivo en el siglo II a.c. con la conquista de la isla por parte del militar Quinto Cecilio Metelo, denominado desde ese momento como "el baleárico". Los primeros viñedos se ubicaron en las inmediaciones de las antiguas ciudades de Palmaria (Palma de Mallorca) y Pollentia (Alcúdia) alcanzando un extraordinario prestigio durante el periodo imperial. Tras la caída del Imperio Romano los pueblos vándalos se establecerían por la fuerza en Mallorca en el siglo V d.c. dando un impulso renovado al comercio entre las islas mediterráneas desde su capital en Túnez. A éstos seguirían las continuas rapiñas e invasiones musulmanas, entre el siglo VIII y X, hasta que la dinastía de los Omeya se ubicara definitivamente en la isla con su conquista en el 903. La dominación árabe a pesar de las prohibiciones coránicas, tal y como sucedió en Andalucía, no se interpuso en la producción de vino respetando a la población cristiana y sus costumbres. La presencia de la cultura del vino estará presente durante los siguientes tres siglos hasta que en el año 1230 el rey Jaime I "el conquistador" conquistara Mallorca y poblara la isla con una curiosa amalgama de colonos de distintos territorios bajo su control (Barcelona, Lleida, Aragón, Tarragona) que introducirían diferentes tradiciones vitivinícolas, consolidando este sector como el principal motor económico de las Baleares.

La época de oro de la viticultura insular tendría lugar entre la década de los 60 y 90 del siglo XIX con la fuerte demanda francesa generada tras la aparición de la filoxera que acabaría con los viñedos galos. Durante estos treinta años la extensión de hectáreas tocaría cima y el contacto entre los puertos de Palma y Marsella sería cada vez mayor. Esta ida y venida finalmente tendría consecuencias desastrosa. La filoxera acabaría por atracar en puertos mallorquines y acabaría con la totalidad de los viñedos locales. Un cataclismo para la economía insular y para la viticultura mundial puesto que con la filoxera desaparecería una extraordinaria herencia ampelográfica sin parangón en el Mediterráneo. Desaparecía así una cantidad ingente de variedades llegadas a la isla durante siglos por colonos romanos, cartagineses, árabes, catalanes, aragoneses, roselloneses, valencianos, sardos, etc. Los antiguos viñedos serían replantados principalmente con vides de "callet" y "manto negre" pero ya no alcanzarían las 30.000 hectáreas de finales del XIX. El golpe de gracia, como en la mayoría de regiones mediterráneas, llegaría a mediados del s.XX con el boom turístico. La presión demográfica e inmobiliaria provocada por la llegada masiva de turistas relegaría la producción de vino al segundo plano y forzaría la retirada de las viñas de las tradicionales zonas costeras al interior de la isla.

Sobre el Carmesí de Jaume de Puntiró
La tradición vinícola de la familia Calafat se remonta a los primeros colonos llegados con la conquista catalana de Mallorca y la implantación del cultivo de la vid. La palabra "carmesí" que da nombre a este vino hace referencia al color de la bandera de la villa de Santa Maria del Camí donde se encuentra la totalidad de los viñedos de la bodega Jaume de Puntiró. La ubicación es ideal para el cultivo de la viña gracias a una climatología propicia merced a la protección que recibe de la Serra de Tramunta que sirve de pantalla de los fuertes y fríos vientos septentrionales del invierno.

Los vinos que ocupan este post corresponden a las añadas 2004 y 2005. Ambos han mostrado enormes diferencias organolépticas a pesar de tratarse del mismo vino, con prácticamente las mismas uva de finca y similar elaboración (habiéndose acortado de 13 a 12 meses la crianza en barrica y añadido un 10% de cabernet sauvignon en detrimento de la callet a la añada 2005). El Carmesí 2004 se ha mostrado pletórico y muy por encima de la última vez que lo probé, a mediados del mes de febrero de 2008. Cada vez está más pulido y redondeado, con unos taninos elegantes a pesar del carácter rústico del conjunto.

El estilo del 2005 muestra una menor intensidad, capacidad de expresión varietal y un estilo más liviano, así como una alarmante falta de estructura. Lo poco que identifica a ambas añadas es el carácter mediterráneo y medicinal. Espero que sea un problema de botella o de conservación pero no creo que vuelva a probar este 2005. Algo parece haber pasado con este vino que no pasa de ser un tinto aceptable y agradable de beber. Pero poco más...

Nota de cata comparativa:
De color rubí violáceo (carmesí) de capa media, ribete violáceo, vivo y brillante. Sin excesos de extracción, claro.

En nariz nos encontramos con dos vinos de un solo nombre y dos perfiles completamente diferentes. El 2004 se presenta muy potente y cambiante según la temperatura de servicio, recordando en muchas cosas al AN/2, dando notas de verdura cruda, col, y una marcada sensación de sobremaduración (hollejos, cueros, putrefacción, fondo de cubo de basura). Al limpiarse y ganar en temperatura se muestra más suave, aunque con una permanente sensación vinosa y de fruta negra muy concentrada y varietal. Aparecen aromas de frutos rojos maduros, cacao amargo y mondadura de naranja junto a suaves recuerdos de vainillas y achocolatados. Agradable, decididamente mediterráneo y cálido. El 2005 se muestra menos concentrado y sin rasgo alguno de sobremaduración. Sobresalen las notas lácteas y ahumadas de la barrica que hacen del conjunto un todo menos intenso y profundo, con recuerdos de fruta roja y negra. Las sensaciones especiadas y el alcohol se hacen notar bastante si el caldo gana en temperatura.

En boca ambas añadas se muestran menos perfilados que en nariz. Destaca el 2004, bien armado, potente y trajeado por la crianza que viste el conjunto. Los taninos son suaves y levemente amaderados aportando sensaciones de vino educado y potente, pulido. De pleno carácter meridional. El 2005 es algo más fresco, muy seco y de medio cuerpo, con taninos nada marcados y pulidos. Destaca por su buena acidez y las sensaciones amargosas que se prolongan al final, con tostados que se anteponen a una buena fruta negra que no acaba de sobresalir. Menos expresivo que el 2004 aunque quizás con mayor capacidad de evolución.

Nota personal: 15.5/20 (2004) - 12.5/20 (2005)
Relación calidad precio: Muy buena (2004) - Correcta (2005)
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lunes, 21 de julio de 2008

Domaine des 1000 Roses Carignan Blanc 2006

Vino: Domaine des 1000 Roses Carignan Blanc 2006
Origen: Vin de Pays des Côteaux du Libron (Languedoc Roussillon, Francia)
Productor: Domaine des 1000 Roses - Caroline & Marcel Gisclard
Variedades: 100% carignan blanc
Alcohol: 14.5% vol
Precio: Entre 11 y 15 euros
Enlace de la bodega: www.domine1000roses.fr
Más información: Viñedos de 2 hectáreas aproximadas con una edad superior a los 80 años. Vendimia manual con selección en cepa. Fermentación natural del 50% del vino base en barricas nuevas de roble francés de 500 litros y posterior crianza durante 4 meses. El resto fermenta en depósitos de acero inoxidable. Tras ser ensamblados los dos vinos se dejan reposar sobre sus lías finas durante 3 meses antes de ser embotellado, en junio de 2007. Producción limitada a 3800 botellas.

Releyendo algunas publicaciones antiguas me encontré con una interesante reflexión de Carme Domingo en un artículo publicado en la revista de la Associació Catalana d'Enòlogs (ACE). En él se afirmaba que "en el patrimonio genético radica la verdadera riqueza vitivinícola de un país, la garantía de desarrollo y futuro en un mundo monótonamente globalizado". Y seguía explicando que "el mantenimiento de las variedades autóctonas no sólo se ciñe a las zonas marginales o deprimidas, sino también está presente en nuevas plantaciones con avanzadas técnicas vitícolas. Además, la tecnología enológica respeta el potencial cualitativo con las propiedades específicas de la variedad y produce unos vinos con una alta calidad, sugestividad, tipicidad, personalidad y, debido a que en ocasiones su oferta es limitada, tienen un alto valor comercial. Cuando este panorama se refiere a variedades prácticamente en extinción se le llama vinos de autor y romántico a quien elabora el vino".

No parece que se equivoque la autora del artículo al destacar el alto valor añadido que presentan las variedades minoritarias dentro del actual estado de globalización en el que está metido este mundo de los vinos. La pujanza del cultivo de variedades foráneas, principalmente francesas, y su éxito comercial está modificando el gusto de los consumidores. Los vinos que nos encontramos en las tiendas cada vez se parecen más los unos a los otros y poco a poco van perdiendo el sello distintivo que aportaban las variedades de uva locales. ¿Quieres beber una "cabernet sauvignon" y qué haces? Chileno o español? Australiano o italiano? Portugués o sudafricano? Californiano o francés? Francamente, poco hay de valor añadido en este gallinero cada vez más lleno de gallos obcecados en hacer lo mismo.

Otro artículo curioso e ilustrativo sobre la cuestión de las uvas locales es el publicado bajo el título de Variedades no tradicionales en el blog Charla sobre vinos. De forma gráfica en él se explica cómo Argentina está dando sus primeros pasos en el cultivo de nuevas variedades (nebbiolo, petit verdot, verdelho, pinot noir, pinot gris, caladoc, etc.) al margen de las "tradicionales" afirmando que "incursionar en el mercado con variedades no tradicionales, es una manera de diferenciarse". Todo indica que la afirmación es acertada pero es difícil, al menos para un europeo, entender plenamente el significado de "variedad tradicional", si es lo mismo que variedad propia o local, en qué mercado pretendes diferenciarte (local-global)... Vaya, que me cuesta creer en la "cabernet sauvignon" o la "merlot" como variedad tradicional argentina, al menos si nos ceñimos a la definición de tradicional que de una forma más o menos genérica todos compartimos. Si lo de "diferenciarse" es adoptar nuevas variedades para ampliar tu gama de productos en el mercado interno argentino, pues sí, lo creo, pero a nivel global cuesta comprar la idea.

Todo esto me lleva a pensar en el perfil monocorde y aburrido de los vinos del Nuevo Mundo. Unos tintos, en su mayor parte, elaborados con media docena de variedades y cuyo éxito (salvo en contadas ocasiones) está relacionado con la aparición de un pequeño grupo de "mediadores" (periodistas especializados, críticos de vino, sumilleres mediáticos, etc.) que dictan sentencia sobre la excelencia o falta de ella del vino y que además son capaces de cuantificarla numericamente en forma de notas. Asunto discutible todo él por la falta de rigor, por la ausencia de un método científico que valide las apreciaciones organolépticas y, sobretodo, las puntuaciones que acompaña a cada uno de los productos. Mejor no entrar en este asunto por no llevar a ninguna parte...

Perdido enmedio de estas disgresiones me gustaría compartir el placer que porporciona beber una "cariñena blanca", variedad minoritaria donde las haya. Se localiza mayoritariamente en la provincia francesa del Languedoc-Roussillon pero todavía quedan pequeños viñedos en el norte de Girona, sobretodo en el Ampurdán. Hasta hace unas semanas sólo la había probado en contados ocasiones, como el Masia Carreras, producido por Celler Martí Fabra, un blanco fementado en barrica con un 40% de "carinyena blanca", 30% "carinyena rosada" junto a un pequeño porcentaje de "garnatxa rosada" y "picapoll". También recordaba el Nívia (80% garnatxa blanca, 20% carinyena blanca) , un blanco fermentado durante 5 meses en barricas de roble Allier, producido por Vinyes i Celler Mas Llunes, así como un rosado difícil de encontrar, llamado Blanc de Roig (80% lledoner roig, 20% carinyena blanca) de la pequeña bodega Setzevins situada en l'Espolla. Aprovechando un fin de semana en Perpignan he podido hacer acopio de algunos vinos de esta variedad e ir dando buena cuenta de ellos.

La mayoría de los vides de "cariñena blanca", unas 1000 hectáreas, se reparten en pequeñas plantaciones en la provincia francesa del Languedoc-Roussillon. Su producción es muy limitada, raramente supera las 3000 0 4000 botellas, y hasta hace unos poco años no gozaba de buena reputación entre los viticultores que reservaban su uso al ensamblaje con otras variedades para producir frescos y sencillos blancos del país. Unos pocos productores han sabido reconocer las posibilidades que ofreces y han apostado por ella. Entre los más interesante encontramos a Domaine Le Conte des Floris que produce La Lune Blanche, un potente monovarietal con 12 meses de barrica, y la popular bodega Mas Cremat que hace lo propion Les Balmettes, un sencillo, fresquísimo y baratísimo Vin de Pays des Côtes Catalanes con un 60% de "carignan blanc" junto a "macabeu" y "grenache blanc". En el departamento de Hérault se encuentra buena parte de esta uva. La bodega Domaine la Grangette produce un excelente blanco básico con la variedad a un excelente precio, disponible en grandes centros comerciales. Domaine du Pas de l'Escalette es otro de los buenos productores con su ambicioso Les Clapas, un blanco racial y elegante en el que la "cariñena blanca" está ensamblada al 50%-50% con la no menos inédita "terret bourret".

El vino de este post, Domaine des 1000 Roses Carignan Blanc 2006, se ha mostrado intenso en todas sus fases, muy marcado por la crianza y con capacidad para evolucionar en unos cuantos años en botella y acabar de pulirse y conjuntarse con la barrica. Tiene una gran personalidad y en poco recuerda su procedencia fruto de una mutación de la "cariñena tinta". Su precio, unos 11 euros lo sitúan en un lugar preferencial para entrar en contacto con esta variedad que de seguro dará de hablar en unos años. Para no perdérsela...

Nota de cata:
Precioso color amarillo limón, reflejos verdosos y dorados, muy limpio y brillante, finas lágrimas.

Nariz limpia y de buena intensidad con un claro predominio inicial de la barrica que aporta notas tostadas y unas acentuadas notas especiadas (anises estrellados, hinojo, heno seco). Se abre con un poco de oxigenación suavizándose hacia notas avainilladas y de coco. Conjunto con personalidad, de enorme franqueza. Evoluciona con rapidez hacia notas acompotadas de fruta (naranja amarga, pétalos de rosa) junto a cítricos dulces y auvados. La fruta siempre en segundo plano, recordando a la macabeo (mondadura de peras, manzanas horneadas).

En boca es dónde mejor se expresa. Muy seco. Entrada suave, redondo, equilibrado, con un tacto aterciopelado y acariciante. La estructura es firme, con una acidez intensa y bien compensada gracias a las finas notas amargosas que nos trae la barrica, con estimulantes y discretos tostados, ahumados y ligerísimo lácteos. Tiene una interesante acidez cítrica a la que se suman las notas ahumadas y afrutadas. Final intenso y especiado, con sensaciones de pimienta blanca y balsámicos (hierbas aromáticas, anises). Personalísimo, elegante, diferente a casi todo.

Nota personal: 16/20
Relación calidad precio: Muy buena
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jueves, 17 de julio de 2008

Finca Furot 2004 Crianza

Vino: Finca Furot 2004 Crianza
Origen: D.O. Empordà (Girona, Catalunya, España)
Productor: Grupo Oliveda
Variedades: 100% cariñena
Alcohol: 13% vol
Precio: Entre 5 y 7 euros
Enlace de la bodega: www.grupoliveda.com
Más información: Uva procedente de viñedos viejos conducidos con técnicas tradicionales, situados en las abruptas laderas de la Serra de l'Albera, en el pueblo de Vilamaniscle. Sometido a una crianza de 18 meses en barricas de roble francés.

La uva "cariñena" es junto a la "garnacha" una de las raras variedades autóctonas españolas que han conseguido atravesar fronteras y extenderse fuera de nuestro país. En los departamentos franceses del Languedoc-Roussillon ha encontrado un entorno propicio y se ha extendido hasta tal punto que es en la actualidad la segunda variedad más plantada en toda Francia, con unas 90.000 hectáreas de viñedo, sólo por debajo de la "merlot". Al margen de España y Francia, se puede encontrar en toda la riba del Mediterráneo. En los países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez) era la variedad predominante, importada por la población francesa durante el periodo colonial, con pequeñas producciones en la actualidad. En Italia es conocida como "carignano" y fue traída en el siglo XIV por colonos catalanes. Con ella se elaboran los tradiciones tintos de la D.O. Carignano del Sulcis, al sur de la isla, mientras la garnacha se encuentra principalmente en el norte, cerca de la ciudad del Alghero. En Grecia y Turquía ha ido ganando terreno en los últimos años y cuenta con excelentes ejemplos en la elaboración de vinos de estilo internacional. En los países productores del hemisferio sur es habitual su cultivo gracias a sus fuertes rendimientos y a la fácil aclimatación a climas calientes.

A pesar del relativo éxito que ha obtenido en el extranjero, en nuestro país vive malos tiempos. Algo tan sencillo y cotidiano hasta hace unos años como beber un vino de "cariñena" se ha convertido en todo un reto. Una pequeña tragedia que también afecta a otras variedades tradicionales pero que en su caso es alarmante. Hay muchas razones que explican este hecho. Tradicionalmente los viticultores la consideraban una casta de relleno, despreciando su calidad y falta de personalidad pero valorando su fuerte producción, alto grado alcohólico y un intenso color que iluminaba con su presencia los vinos. El primer golpe le fue dado a finales del siglo XIX con la plaga de la filoxera que diezmó su presencia y la posterior replantación que priorizó la "garnacha" y la "tempranillo". En la década de los 80 y 90 su cultivó se fue perdiendo con la replantación generalizada de variedades bordalesas en toda España y con el desastroso e irrecuperable arranque de viejas vides. En la actualidad prácticamente ha dejado de cultivarse y su uso se concentra en la elaboración de graneles y en un oscuro movimiento de exportación (que merecería por sí mismo un post). Tan sólo podemos hablar de ejemplos destacable en el sur de Cataluña (Montsant, Priorat, y en menor medida la Terra Alta y algunos rancios de Tarragona) y en el sur de Francia donde sigue funcionando con éxito la fórmula de tintos intensos y terrosos a base de "monastrell", "garnacha", "cinsault" y "cariñena". También se sigue cultivando en las DD.O. La Rioja y Cariñena pero de forma minoritaria y como apoyo en pequeño porcentaje en los cupajes.

Se trata de una variedad difícil de beber a la que poca gente gusta por falta de costumbre y por el desconocimiento de la misma por parte de sus elaboradores. Y es que sus aromas y sabores se han ido distanciando cada vez más de los gustos actuales del consumidor, más habituados a vinos sabrosos, afrutados y con una buena dosis de maquillaje gracias a la generalización de la barrica de roble. Tampoco contribuye positivamente el que los grandes gurús del vino despotriquen de ella tachándola de inexpresiva y aburrida. Afortunadamente hay gente que sabe conjugar la tendencia de producir vinos de corte comercial y seguir trabajando las variedades tradicionales. El Grupo Oliveda comercializa dos interesantes vinos con la marca de Finca Furot: un reserva de "merlot", "cabernet sauvignon" y "garnacha" y un crianza monovarietal de "cariñena" con 18 meses de barrica, al que hemos dedicado este post.

Nota de cata:
Profundo color picota oscuro, opaco con leves reflejos rojizos, brillante, borde violáceo, mucha lágrima, tinta la copa.

Nariz de media intensidad y desbordante personalidad varietal, a ratos mostrando sensaciones próximas a la fruta negra y a otros con fruta roja, fresco, con toques vegetales-balsámicas muy tímidas (anís, heno, hierbas aromáticas, tallo lechoso). Excelente trabajo con la barrica que se queda en segundo plano, no hay rastros de tostados ni lácteos.

En boca es de medio cuerpo, fresco, con taninos suaves, frescos, aterciopelados. Vino de perfil sencillo y difícil de definir, con poca fruta, casi sin especias, más bien suave, seco, sin excesos de concentración pero con mucho vino y verdad dentro de él. Un tanto cálido, hay que vigilar la temperatura de servicio. Muy grato de beber.

Nota personal: 14/20
Relación calidad precio: Muy buena
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martes, 15 de julio de 2008

Joncaria Moscat Barrica 2003

Vino: Joncaria Moscat Barrica 2003
Origen: D.O. Empordà (Girona, Catalunya, España)
Productor: Pere Guardiola
Variedades: 100% moscatel de alejandría
Alcohol: 12.5% vol
Precio: Entre 7 y 10 euros
Enlace de la bodega: www.pereguardiola.com
Más información: Vendimia manual. Corta maceración en frío previo despalillado de la uva. Sangrado del mosto flor, la fermentación se realiza lentamente a baja temperatura (15-16 grados) en barricas de roble francés Allier de 300 litros. La fermentación alcohólica termina a finales de octubre dando el inicio a la crianza sobre lías finas que se prolongará hasta los últimos días del mes de marzo de 2004. Embotellado a primeros de mayo.

No hay lugar más antiguo en la Península Ibérica donde se cultive la vid que en la actual Girona. Hace más de 2.500 años que los griegos pisaron sus costas y trajeron las vides para hacer de la viticultura una manera de vivir y de entender la vida. Desde entonces la elaboración del vino es parte ineludible de la cultura local.

La reconversión emprendida por la D.O. Empordà no se limita únicamente al cambio de nombre. Sobretodo se observa en la renovación de usos adoptados por sus viticultores, que personalmente creo que son de lo más interesante y merecen de nuestra confianza. En el campo de los tintos se ha optado por las variedades internacionales (cabernet sauvignon, merlot, syrah) obteniendo vinos de bella factura, algo tánicos en sus primeros años pero con una magnífica capacidad de madurar en botella y pulirse. Hasta aquí todo correcto, salvo que se están echando a perder las tradicionales "garnachas" locales y unas "cariñenas" excepcionales y sin parangón que podrían dar vinos enormes. Enmedio de este desierto hay que agradecer la labor del Grupo Oliveda que sigue produciendo un superlativo monovarietal de "carinyena" bajo el nombre de Finca Furot; un tinto crianza de 18 meses en barrica que no hay que perderse, por menos de 6 euros y que pasa por ser de las últimas 100% cariñena producidas en nuestro país, y si contáis cuántas se elaboran os daréis cuenta que muy pocas .

Sin embargo, lo que rodea a la producción de blancos debe ser medido con otra vara. La apuesta de las bodegas se ha centrado en buscar un modelo propio, original, que refleje la personalidad de sus viñedos y sus variedades. Afortunadamente no ha cuajado la manida fórmula de producir blancos fermentados en barrica, principalmente de "chardonnay" sin nada que aportar y que podrían ser elaborados en cualquier otro lugar del mundo (y seguramente mejor). El buen hacer de estos agricultores ha optado por centrarse en vinos más interesantes, elaborados en su mayoría con "garnatxa blanca" que proporciona un perfil muy fresco y ligeramente vegetal. También se han realizado algunos ensayos para recuperar variedades locales casi desaparecidas. Ejemplos de esta labor son el Masia Carreras, un blanco fementado en barrica, que incluye unas inéditas "carinyena blanca" y "carinyena rosada" junto a un pequeño porcentaje de "garnatxa rosada", así como el recién estrenado Perafita Blanc, un blanco elaborado con un 91% de "picapoll".

Resulta curioso el lugar que ocupa la variedad "moscatel" en todo este asunto. Tradicionalmente ha sido destinada a la elaboración de mistelas, y en este rincón del país incluso menos, pues se ha optado de forma mayoritaria por las garnachas (blanca, tinta o rosada) como base para los dulces, tal y como sucede un poco más al norte en Banyuls o Maury. En estos últimos años unas cuantas bodegas han optado por vinificar en seco la "moscatel" y los resultados les están dando la razón. Los caldos muestran una inesperada capacidad de envejecimiento con un perfil elegante, que va ganando en complejas notas minerales y de hidrocarburos, alejadas de los auvados de los que hace gala esta variedad. Si hay interés en profundizar un poco más es necesario probar el Flor d'Albera fermentado en barrica, siempre que lo puedas encontrar, lo que no es nada fácil.

Nota de cata:
Dorado viejo, con cierta sensación de grosor, brillante con pequeños precipitados.

Nariz de fuerte intensidad con un marcado carácter de la crianza (tostados suaves, torrefactados) y profusión de elementos reducción. Sobresalen unas sugestivas notas de ceras, incienso, membrillo, acacia, junto con una fruta blanca madura. De fondo aparecen toques de hidrocarburos, minerales, a las que se van sumando anises, cereales, heno seco... Ha sabido envejecer con mucha elegancia. Conjunto lleno de detalles. Diferente.

En boca es grueso, de entrada suave y pulida, todo muy integrado. Hay una interesante cantidad de fruta blanca madura y pulpa reducida, con una suave acidez que aporta elegancia a un conjunto plenamente acoplado. Siguen las notas de ceras, con un desarrollo en botella muy interesante. Está en un momento dulce, casi a punto de comenzar a echarse a perder pero aún no, muy interesante.

Nota personal: 15.5/20
Relación calidad precio: Muy buena
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jueves, 10 de julio de 2008

Pastrana Manzanilla Pasada

Vino: Pastrana Manzanilla Pasada
Origen: D.O. Jerez (Andalucía, España)
Productor: Bodegas Hidalgo - La Gitana
Variedades: 100% palomino fino
Alcohol: 15.5% vol
Precio: Entre 9 y 12 euros
Enlace de la bodega: www.lagitana.es
Más información: Uva procedente de un único viñedo de 14 hectáreas, el de Pastrana, en el pago de Miraflores. Vides asentadas sobre el clásico suelo de albariza, ricos en carbonato cálcico, en el marco de Jerez Superior. La vendimia se realiza a principios del mes de septiembre. Para la elaboración de esta manzanilla se destina tan sólo el mosto yema (sin ejercer presión sobre la uva), el de mayor calidad. Fermentación en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura y uso de levaduras naturales de la viña. Tras conseguir unos 11.5% vol se procede a la fortificación para alcanzar los 15.5 grados de alcohol final. Envejecido durante 12 años en barricas centenarias de roble americano con el sistema tradicional de criaderas y solera. En esta fase sufre una degradación natural del velo en flor viéndose sometido a una condiciones de semi-oxidación que le dotan de sus características organolépticas diferenciadas del resto de manzanillas clásicas. Estabilización por frío antes de ser embotellado.

¿Qué tendrán estos finos y estas manzanillas que una vez comienzas con ellas es tan difícil dejarlas? Mal asunto el entregarse a los generosos andaluces durante los meses de verano por que después de probarlos volver a los tintorros y blancos supone todo un esfuerzo. Y es que lo primero que se te pasa por la cabeza al probar vinos como éste es preguntarte: ¿pero cómo lo hacen? ¿cómo consiguen producir vinos tan grandes a menos de 10 euros? Y no es para menos. Nada, y diría que nada-nada, conjuga mejor con unos embutidos, con unos encurtidos de calidad o con unos rebozados que una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, y si se trata de una manzanilla pasada pues muchísimo mejor.

La manzanilla que tenemos entre manos es toda una campeona. Ha necesitado unos días para ir abriéndose, poco a poco, pasando de un perfil inicialmente maduro y afrutado (más cercano a un blanco criado en sus lías) a una profundidad difícil de imaginar. Las maderas están más acentuadas y la salinidad se muestra con elegancia, con mucha persistencia de las notas yodadas y de algas. Además, un buen amigo me ha "soplado" que los supermercado Carrefour están comercializando esta manzanilla bajo la marca blanca de "Alta Selección de Nuestra Tierra"
a un increíble precio de 7.45 euros (al estilo de "Reflets de France" en los Champions franceses). Yo, por si se acaban, ya he ido a por un par de botellas para pasar el verano en condiciones.

Nota de cata:
Amarillo dorado, casi oro viejo, brillante y muy limpio, con cierta sensación de grosor, reflejos dorados y ámbar.

Aromas de media intensidad al abrir, necesitado de aireación para expresarse con mayor potencia. Se muestra inicialmente maduro, con notas de fruta blanca
(fruta escarchada, cabello de ángel), hay toques de barrica vieja (barniz, ebanistería fina pero nada acentuada) y recuerdos del alcohol muy soterrados en el conjunto. Después de un día se muestra pletórico. Ha ganado en una salinidad muy elegante, y en recuerdos de brisa marina (notas de algas, pechinas), yodo. Evocador.

En boca es sequísimo, intenso, con una estructura muy firme. Por lo menos tan complejo y lleno de detalles como en boca, grueso, con notas amargantes y punzantes, predominan las sensaciones aceitunadas (hueso de manzanilla), frutos secos, levaduras. Conjunto sabroso y potente, con un final insuperable, muy largo, con cierta sensación especiada y de hierbas verdes.

Nota personal: 18/20
Relación calidad precio: Excelente
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martes, 8 de julio de 2008

Peregrino Rosado 2007

Vino: Peregrino Rosado 2007
Origen: D.O. Tierras de León (Castilla y León, España)
Productor: Bodegas Gordonzello
Variedades: 100% prieto picudo
Alcohol: 13% vol
Precio: Entre 3 y 4 euros
Enlace de la bodega: www.gordonzello.com
Más información: Elaborado con el método de "madreo" consistente en añadir al mosto en fermentación un 10% de racimos enteros. Esto facilita la extracción de color, proporciona mayor estructura al vino y añade un fino carbónico.

Sigo pensando que las variedades con las que se elaboran los rosados de León además de ser una alternativa real a la uniformidad en la que están cayendo estos vinos, son unos caldos muy a tener en cuenta. Y es que la compra de rosados frescos para esta época de verano resulta más difícil de lo esperado. Hace un par de semanas comenté algo al respecto al colgar en este blog un post sobre el Viña Salamanca, un excelente rosado elaborado con la variedad "rufete" y "tempranillo". En este ocasión le toca el turno a un monovarietal de "prieto picudo" de Bodegas Gordonzello que sirve de primer contacto con la recién estrenada D.O. Tierras de León.

Bodegas Gordonzello nace a mediados de los años 90 en la población de Gordoncillo, en la provincia de León, fruto del interés de diversos propietarios de majuelos improductivos en asegurar su supervivencia. La unión de estos propietarios daría paso a la creación de la bodega y a la posterior replantación de cerca de 200 hectáreas con las variedades tradicionales de la comarca. Y no parece que se equivocarán. El secreto de la zona son unos magnífico viñedos, ubicados sobre enorme pedregales de cantos rodados que recuerdan en muchas cosas a los de Châteauneuf-du-Pape. Su configuración otorga un estado sanitario excelente a la uva al tiempo que es capaz de guardar el intenso calor diurno y liberarlo poco a poco por la noche para que el fruto vaya madurando en perfectas condiciones. Además, este tipo de suelo tiene la capacidad de ir filtrando muy poco a poco el agua para que la planta se pueda ir nutriendo de ella durante el resto del año, asegurando así todas las necesidad hídricas del cultivo.

Podemos afirmar que estamos ante un caso poco habitual de vino con fuerte expresión de terruño unido a una variedad minoritaria y de calidad que le otorga el valor añadido de lo excepcional. El resultado es sencillamente magnífico. Este vino ha mostrado frescura y ha derrochado torrentes de fruta y un marcado perfil mineral que raramente podemos apreciar en los rosados españoles. Para comprar por cajas y no parar de beber hasta que llegue el frío del otoño.

Nota de cata:
De color frambuesa oscuro, con matices yodados y marronáceos, algo turbio.

En nariz se muestra con mucha intensidad y sorprendente complejidad derivada de un carácter mineral y de expresión de terruño muy acusado (recuerda las sauvignon blanc de la Loire). Predominan los recuerdos de sotobosque (raíces, hojarasca, palodul, regaliz), todo esto junto con pinceladas lácteas y recuerdos de piel de naranja. Hay fruta roja madura (fresones, granada, sandía), diferente a los habituales rosados afrutados de garnacha y a los potentes y duros de cabernet y merlot.

En boca es grueso y fresco, con notas de fruta roja madura (fresones, sandía), muy sabroso, excelente acidez, final intenso y afrutado, con menos carácter de terruño y minerales que en nariz, pero sigue siendo muy rico.

Nota personal: 15/20
Relación calidad precio: Excelente
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domingo, 6 de julio de 2008

Moscatell Cuvée Santamaria

Vino: Moscatell Cuvée Santamaria
Origen: Tarragona (España)
Productor: Cellers Tríada
Variedades: 100% moscatell
Alcohol: 15% vol
Precio: 5.8 euros (botella 37.5 cl.)
Enlace de la bodega: www.cellerstriada.com
Más información: Botella disponible en la tienda on-line del restaurante Can Fabes

Admito mi desconocimiento absoluto del personaje. Nunca he hablado con Santi Santamaria y desgraciadamente para mi no he tenido la oportunidad de comer en su restaurante, Can Fabes. Casi todo lo que sé de él provienen de la reciente polémica que le ha enfrentado con Ferran Adrià (o como dicen algunos de sus ataques al "genio del Bulli"). En todo caso, hasta hace unos meses no dejaba de ser un curioso personaje televisivo, multipremiado con sus 3 estrellas Michelin, que aparecía esporádicamente en los medios de comunicación con un inteligente discurso sobre gastronomía, el respeto a los ingredientes y a la tradición culinaria del país.

Un amigo (el mismo que me permitió abrir esa Pétite Sibérie 2001) me comentó hace unos días que tenía comida de negocios en el restaurante de Santi Santamaria en Sant Celoni. Aprovechando la oportunidad, y su holgada cartera, le encargué que me trajera alguna cosa para probar. Dicho y hecho: un sencillo y efectivo moscatel que por menos de 6 euros sirve de vino de postre de la casa. Cuvée Santamaria es el nombre que encabeza una gama de productos elaborados en exclusividad para ser comercializados en su restaurante Can Fabes. Bajo este nombre se comercializan 4 vinos que complementan la carta de vinos del restaurante. El primero es un curioso cava monovarietal de "parellada" con 18 meses de crianza en rima llamado Fondo del Frare Brut Nature. El siguiente es el Finca Montagut, un blanco de "chardonnay" fermentado en barrica con un perfil muy comercial (o eso me han comentado). El Finca Pantà es el tinto de la casa, otro monovarietal de producción limitada, esta vez de "merlot". Y finalmente encontramos el "moscatel" que ocupa este post, una mistela producida en la zona de Tarragona.

Quizás la mejor cualidad de este vino dulce sea la buena relación entre frescura/acidez y la correcta interpretación de mistela catalana clásica. Un "moscatell" sin pretensiones pero que ilustra sobre las bondades de este tipo de vinos. Tiene una nariz varietal y expresiva, llena de notas de fruta madura, confitura y auvados. En boca se muestra jovial y sabroso. Las notas de fruta escarchada y naranja amarga se mantienen en segundo término. En ciertas cosas recuerda al alicantino Moscatel de La Marina de Enrique Mendoza, aunque con algo más de profundidad. Recomendable en su sencillez.

Nota de cata:
Amarillo dorado, levemente ambarino, cierta sensación de grosor formando finas lágrimas.

Aromas de buena intensidad y bella factura varietal. Sobresalen las notas amieladas y dulzonas (membrillo, azahar, azúcar glaseado) sobre una fruta blanca muy madura, casi pasificada, con sensaciones auvadas. Cierta sensación de elegancia.

En boca es grueso, con una primera sensación abocada. Tiene un correcto equilibrio entre dulzor y acidez, con leves notas amargosas muy gratas. El conjunto es sabroso y fresco, poco empalagoso siempre que se tenga un correcto control de la temperatura. Final de notable amplitud, con notas especiadas y de naranja amarga prolongándose gratamente, algo cálido. Retronasal auvado.

Nota personal: 14/20
Relación calidad precio: Correcta
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viernes, 4 de julio de 2008

Pansal del Calàs 2004

Vino: Pansal del Calàs 2004
Origen: D.O. Montsant (Catalunya, España)
Productor: Celler de Capçanes
Variedades: 60% garnatxa, 40% samsó
Alcohol: 16.5% vol
Precio: Entre 18 y 22 euros (botella 50 cl.)
Enlace de la bodega: www.cellercapcanes.com
Más información: 14 meses de crianza en barrica de roble francés.

La tradición de elaborar vinos dulces, licorosos, generosos o rancios es la piedra angular de la viticultura mediterránea. En estos vinos se pueden encontrar los grandes nombres de la antigüedad y los más puros sabores que uno pueda llegar a imaginar. No hay un solo rincón bañado por el Mediterráneo donde no se elaboren excelentes dulces y generosos. Comenzando por Portugal (con sus Porto o moscateles de Setúbal) o Andalucía (con la más increíble gama de generosos del mundo), pasando por el Adriático (con sus prošek de maraština) hasta las costas de Grecia o Chipre (con los moscatos de Samos o Cefalonia, y los Comandaria de xynisteri) podemos probar una ingente variedad de vinos excepcionales.

Afortunadamente la viticultura catalana no se escapa del estándar mediterráneo. En cualquier lugar donde se extiendan los viñedos podemos encontrar este tipo de vinos, con una personalidad propia y diferenciada de la de sus vecinos. En el Ampurdán destacan las "garnatxes dolces" (de uva rosada o tinta) y los clásicos "moscatells"; en Alella quedan algunos ejemplos de dulces de "pansa blanca" y "mataró" (xarel·lo y monastrell); en el Penedès todavía se elaboran algunos "caves de postre" con los que finalizar la comida e iniciar la sobremesa con los frutos secos tan habituales en el sur de Catalunya; en el Priorat se producen mistelas de "garnatxa negra" más profundas y minerales que las de Girona; en la costa de Tarragona se mantiene viva la tradición de los históricos vinos de misa y rancios de antiguas soleras; y en la Terra Alta hay excelentes ejemplos de licorosos y mistelas blancas y tintas de "garnachas".

He de reconocer mi predilección por los dulces de carácter mediterráneo, algo que en muchas ocasiones causa extrañeza entre conocidos o aficionados al vino. Es complicado limpiar los estigmas y tópicos que existen sobre ellos, de que se trata de vinos para viejos, más propios de la época de comer castañas o de las sobremesas de domingo... Curioso tema, por que esta situación es completamente diferente cuando hablamos de los afamados Tokaji húngaros, los Sauternes franceses o los icewine alemanes. Parece ser signo de distinción el tener una botella de estos vinos en casa o saber pedirlo cuando vas al restaurante. Creo que esto debe al desconocimiento que tenemos de nuestro legado vinícola y a un cierto esnobismo que nos lleva a pensar que todo lo que viene de fuera es mejor que lo propio. Error!!!

En la comarca del Priorat siempre se han elaborado mistelas para el consumo familiar. Esta tradición lejos de caer en el olvido está viviendo una segunda juventud gracias al empuje económico en el que está sumada la región. Los primeros en recuperar estos vinos fueron las grandes cooperativas, a las que se sumaron las pequeñas bodegas que han ido apareciendo en los últimos años. Las habituales mistelas de "garnacha" y "cariñena" han dado paso a interesantes proyectos en los que prima la calidad: la perfecta maduración del fruto en las vides, selección de la uva, introducción de nuevas variedades, vinificación por separado, utilización de barricas nuevas de roble, etc.

El Pansal del Calàs es comercializado por la bodega como "vino de licor moderno", y es que en poco se parece a los dulces tradicionales. Se presenta con un aspecto muy prioratino, de profundo picota y cargado de taninos, muy elegantes. En general podríamos decir que su concepto está más cercano a un Oporto que a las afrutadas y cálidas mistelas de toda la vida. Se trata de un vino con una imponente capacidad de envejecimiento pero que desde su embotellamiento puede ser bebido sin problemas. Hace unas semanas tuve la suerte de probar la añada del 97 (creo que la primera) y estaba en un momento óptimo de consumo, sin un solo signo de reducción, ya muy maduro, recordando a un Oporto Vintage.

Nota de cata:
Cereza granatoso brillante de capa media-alta, tinta la copa.

En nariz se muestra suave y con un marcado acento frutal, con toques de cereza en licor, retama, monte mediterráneo. La crianza está presente con unos tostados suaves muy finamente ahumados que no interfieren en la bella expresión de fruta roja de la garnatxa y esa samsó (carinyena).

En boca es grueso, seco, levemente abocado, de taninos suaves y frutales, domado, pero con una curiosa expresión más cercana a un tinto. Con un poco de tiempo p¡erde las notas dulzonas, sabroso, muy expresivo. Ni se nota el alcohol aunque el conjunto es claramente cálido y meridional, final con sensaciones metálicas y minerales. Interesante.

Nota personal: 16/20
Relación calidad precio: Caro
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jueves, 3 de julio de 2008

Finca Renardes Blanc Coupage 2007

Vino: Finca Renardes Blanc Coupage 2007
Origen: D.O. Penedés (Catalunya, España)
Productor: Parató Vinícola
Variedades: 60% xarel·lo, 25% macabeu, 10% parellada, 5% chardonnay
Alcohol: 12% vol
Precio: Entre 4 y 6 euros
Enlace de la bodega: www.parato.es
Más información:

La historia de la familia Elías y su relación con la viticultura ilustra los cambios y transformaciones que experimentó la ciudad de Barcelona a finales del siglo XIX y principios del XX. En aquellos años la familia poseía viñedos en las faldas de la montaña de Montjuïc, en pleno corazón de Barcelona, como buena parte de la población autóctona que compaginaba profesiones urbanas con el trabajo en el huerto para completar la dieta familiar. Y es que el cultivo agrícola y de la vid se escampaba por toda la geografía urbana ocupando sembrados y tierras de labranza entre los municipios independientes de la comarca del Barcelonés.

Esta situación se acabó con el crecimiento urbanístico de finales del XIX que se mantendría imparable hasta los años 20 con la anexión por parte de Barcelona de las villas de Sants, Les Corts, Sant Andreu, Gràcia, etc. La llegada en tropel de población del resto del país provocaría la construcción masiva y la desaparición de las antiguas viñas de "pansa blanca" y "garnatxa" de los actuales barrios de Horta y Sarrià. Con esto se ponía fin a más 2.000 años de viticultura ininterrumpida, una tradición que perduró incluso durante la dominación musulmana de la ciudad del siglo VIII. Los populares graneles y mistelas producidos con aquellas vides son un recuerdo a punto de desaparecer junto con la generación que vivió la guerra civil.

Fue a mediado de los años 30 que la tradición vitivinícola de los Elías se vio truncada. La muerte del cabeza de familia y la inestabilidad política de la época provocó la pérdida de algunos viñedos y llevo al abandono de la producción de vino. Esta actividad no sería recuperada hasta 1975 cuando se decidió recuperar el oficio familiar al afincarse en El Penedès y poco a poco ir comprando pequeñas fincas. En este momento, la bodega controla 94 hectáreas de viñedos con los que elabora desde jóvenes y frescos vinos blancos del años hasta cavas de larga crianza.

La llegada de los calores del verano es la excusa perfecta para probar las nuevas añadas de Parató Vinícola. Me gustan especialmente sus cavas y vinos blancos por su franqueza y por un carácter mineral difícil de explicar. Este "Finca Renardes Blanc Coupage" es uno de los mejores ejemplos de blanc de blancs producido en todo El Penedès, y no es poca la oferta. Como la mayoría de ellos está elaborado con las variedades tradicionales del cava (xarel·lo, macabeu y parellada) junto a un inapreciable porcentaje de "chardonnay" pero los resultados finales están por encima de la media. La bodega ha hecho una clara apuesta de calidad y no ha reparado en gastos: botella troncocónica pesada, cuidada etiqueta, y sobretodo, la sensación de estar ante un vino mimado por sus elaboradores. Si a esto le sumamos que cuesta menos de 4 euros, la cuenta no falla, estamos ante una apuesta segura.

Nota de cata:
Amarillo pajizo, casi transparente, reflejos verdosos.

Aromas de media intensidad formando un conjunto de claro signo afrutado. Predomina la pulpa de fruta blanca (melón sobremadurado, chirimoya, pera blanquilla) y los apuntes exóticos (piña, lichis, auvados, kiwi) junto a unas poco habituales notas de monte (anises estrellados, heno seco, tilo) que van ganando protagonismo poco a poco hasta imponerse en primer plano. El conjunto es suave y fresco, juvenil, con un claro atisbo de mineralidad de fondo que también se va remarcando hasta definir el carácter del vino, se agradece... aportando unas dosis de complejidad para nada esperadas (pechina, nácar, pesca, polvorilla). Muy agradable.

En boca es suave y muy fresco gracias a una acidez excelente que se ve acompañada por notas cítricas y levemente mentoladas (hierbabuena). Conjunto sabroso, con suaves notas avainilladas de fruta blanca y de hueso madura (manzana, pera, ciruela claudia). Final prolongado por su acidez cítrica, seco, con apuntes amargosos a hierba fresca. La mineralidad aporta notas metálicas marcadas. Interesante.

Nota personal: 14/20
Relación calidad precio: Muy buena
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martes, 1 de julio de 2008

Abadengo 2004

Vino: Abadengo 2004 Tinto
Origen: V.C.P.R.D. Vino de Calidad de Arribes (Castilla y León, España)
Productor: Bodegas Ribera de Pelazas
Variedades: 100% juan garcía
Alcohol: 14.5% vol
Precio: Entre 7 y 9 euros
Enlace de la bodega: plaza.telefonica.net/tienda/riberadepelazas
Más información: Viñedos ubicados en el Alto Duero con una antigüedad superior a los 60 años. Las vides se encuentran en bancales de suelo pizarroso a una distancia máxima de 4 km de la bodega. Vendimia manual durante la primera quincena de octubre. Fermentación en depósitos de acero inoxidable y tinos de madera. Criado durante 12 meses en barricas de 225 litros de roble francés de grano fino de tostado ligero. Trasegado en un par de ocasiones. Embotellado en enero de 2006.

Bodegas Riberas de Pelazas se encuentra ubicada en la población de Pereña de la Ribera, en pleno Parque Natural de Arribes del Duero. Se trata de una comarca situada en el cuadrante noroccidental de la provincia de Salamanca, limítrofe con Zamora y la frontera de Portugal (Tras Os Monte y Beira Interior). Cuenta con unas condiciones privilegiadas para el cultivo de la viña gracias a un clima de carácter mediterráneo con influencias atlánticas, más suave la calurosa y seca meseta salmantina. Este hecho ha permitido desde la antigüedad a sus habitantes el cultivo de la vid, el olivo y los naranjos. Los viñedos se sitúan en bancales, unas pendientes imposibles escalonadas en pequeñas islas donde las vides se agarran con fuerza al suelo granítico, rodeados de barrancos, saltos de agua y ermitas aisladas. Una zona poco habitada que ha sufrido el éxodo rural en los últimos 50 años y que tiene en la viticultura una de sus esperanzas para recuperarse.

La mayoría de los productores de la comarca de Arribes han tenido el acierto y el buen gusto de dedicarse en pleno a trabajar con las variedades autóctonas de su tierra. Riberas de Pelazas cultiva principalmente la "juan garcía" (relacionada con la "malvasía negra", variedad extendida en Italia desde el Piamonte hasta la provincia meridional de Apulia) y la exigua "bruñal" (conocida en las Canarias como "baboso negro", y emparentada con la asturiana "albarín" y la portuguesa "alfrocheiro"). Cuenta con viñas viejas de una edad comprendida entre los 60 y 100 años, dentro de un entorno natural de gran belleza moldeado por el omnipresente río Duero.

El vino que ocupa este post rinde homenaje a la Comarca del Abadengo, al sur del Parque Natural de Arribes del Duero. El año 2004 es la última añada en ser comercializada como VCPRD (Vino de Calidad Producido en una Región Determinada), paso previo a la obtención de la Denominación de Origen Arribes, al haberla conseguido en julio de 2007. Se trata de un tinto de difícil clasificación debido a una acusada personalidad varietal que lo dota de unas características organolépticas inéditas, más cercanas a los tintos del Alto Douro portugués. Contrasta la fase visual (caracterizada por su falta de capa y cierta sensación de fragilidad) con la potencia y madurez de la uva, con la gran cantidad de taninos, su tacto grueso, granulado, y una magnífica acidez general que le dota de vida. Una rara avis en estos tiempos de vinos globalizados!!!

Nota de cata:
Precioso color granatoso oscuro de capa media, muy brillante y limpio, luminoso, con destellos rojizos y granadinos, sin diferencias entre menisco y borde.

Aromas de buena intensidad y marcado carácter varietal, con personalidad propia y difícil de encasillar. Sobresalen las notas de fruta roja muy madura, casi licorosa, con apariciones de moca, tostados (encina, carne a la brasa, carbonilla), torrefactados suaves, achocolatados. Todo ello con una curiosa mineralidad (piedra caliente, pizarras, pasas de la Axarquía). Conjunto lleno, con tipicidad, la fruta aporta una sensación de enorme madurez polifenólica, pero para nada sobremadurada, se intuyen las ciruelas pasas, los frutos secos.

En boca es grueso, granuloso, con un fino carbónico que aporta frescura (pero que hay que controlar por que se hace excesivo si se sirve muy fresco, curiosísimo), sabroso. El conjunto se muestra maduro (pero no sobremadurado), con recuerdos de guinda en licor, hay mucha fruta roja y negra madura, con especias negras y tepande. Tiene mayor concentración de lo esperado tras olerlo, con un tacto granuloso que va en aumento con la temperatura, buena acidez, seco, algo cálido. De fondo va apareciendo ese terruño de barrancos, con notas mentoladas y balsámicas dulces, hierbas aromáticas, minerales, canto rodado. Diferente, parecido a algunos tintos portugueses de "touriga francesa" del Douro portugués y de "alfrocheiro".

Nota personal: 15/20
Relación calidad precio: Muy buena
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